Tenemos un pensamiento tramposo: cómo darnos cuenta y cambiar
Hay pensamientos que son distorsiones cognitivas, y si pasan desapercibidas, desembocan en una incorrecta toma de decisiones y una errónea percepción de la realidad.
Solemos repetir siete trampas comunes ¿como podremos evitarlas?
Siempre la mente es más
rápida que las acciones. Aunque la mayor parte del tiempo reflexionamos a conciencia, todo el tiempo se dan en el cerebro pensamientos automáticos sin que lo notemos. Es cuando tomamos una decisión, emitimos una opinión o interactuamos con otras personas. El riesgo de pensar así automáticamente, es hacerlo mal. Es decir, caer en las trampas del pensamiento.
Estas
distorsiones cognitivas, pensamientos negativos y creencias irracionales se
producen, como una salida o atajo que la mente realiza para llegar
rápidamente a una conclusión, con una cantidad mínima de información. La forma
en la que procesamos la información muchas veces puede llevarnos a conclusiones
erróneas que influencian nuestra conducta y nuestro estado emocional.
Siete trampas comunes que es importante reconocer, para no utilizarlas y evitar sus consecuencias negativas.
1 - Preponderancia en lo negativo
Esta distorsión se produce cuando se filtra parte de la información recibida o
parte de una situación vivida, dejando de lado los aspectos positivos y
poniendo el acento en los aspectos negativos.
En el vivir cotidiano,
esta trampa es muy común. Por eso es importante evitar darle tanta importancia a lo negativo por sobre lo
positivo, para no correr el riesgo de perder todo lo bueno que nos pasó o nos
dijeron.
2 - Pesimismo
Es la propensión a
ver y juzgar las cosas desfavorablemente. Los pensamientos que se
proyectan a la hora de pensar en el futuro y la carga positiva y negativa que
tengan esos pensamientos puede inclinar la balanza a la hora de lograr y
perseguir objetivos. Pensar de una manera o de otra no da lo mismo, porque
inevitablemente se genera un correlato emocional.
No somos indiferentes
a la proyección que hacemos sobre nosotros y de acuerdo al
contenido que le pongamos tendremos diferentes emociones y
sensaciones. Hay que tener cuidado con lo
que pensamos sobre nosotros y sobre nuestro futuro porque si bien toda
proyección es a futuro, el sentimiento que tiene esa proyección está en el
presente. Si lo que pienso hoy sobre lo que me va a pasar en el futuro es bueno
y prometedor, tendré ahora una sensación de tranquilidad y calma, en cambio si
mi proyección es negativa, me inundará un sentimiento de angustia y
malestar. El pesimismo es, entonces, la mejor forma de crear un obstáculo
antes de que algo malo suceda.
3 - Exagerar
Sobre dimensionar las
situaciones que vivimos y los problemas que tenemos nos hace reducir nuestra
capacidad para lidiar con las situaciones. Cuanto más inflamos la percepción de
los problemas, más incapaces nos sentimos para solucionarlos. Entonces
¿cómo notar si estamos o no exagerando una situación? Resulta tomar como
referencia situaciones pasadas donde hayamos sentido lo mismo y comparar lo que
nos pasó antes con lo que nos pasa ahora.
Si vemos que en el
pasado resolvimos esas situaciones que eran muy importantes, eso nos permitirá
sentir que hoy también podemos resolver lo que nos sucede. La comparación con
situaciones pasadas puede fortalecernos y ayudarnos a sentirnos más capaces.
Esto es importante porque las emociones crecen proporcionalmente al nivel de exageración
que se le da a una situación.
Si creemos que es una
tragedia, la viviremos como tragedia y será difícil encontrar el equilibrio
emocional y mental para resolver la situación. En cambio, si aumentamos el valor
positivo de una situación, nos arriesgamos a tomar decisiones que comprometen
el futuro por exceso de optimismo.
La mente trabaja todo el tiempo así que es importante estar atento a
sus pensamientos automáticos
4 - Etiquetar
Consiste en
darle un nombre a algo en vez de describir lo observado de una manera objetiva. La etiqueta que se asigna siempre suele ser de una manera absoluta, inalterable o bien
con fuertes connotaciones pre juiciosas:
Ejemplos: soy tonta, soy inútil, ¡es torpe!, no sirvo para nada...
Una
etiqueta negativa puede hacernos sentir inferiores a los demás. Mi autoestima se va desgastando
y voy reafirmando que soy inferior. Lo mismo a la inversa. Cuando la
etiqueta está puesta en otra persona, la relación que se establece con ese
individuo surge a partir de la etiqueta que le pusimos.
De manera que, confundir una conducta con un comportamiento permanente es uno de los
errores más comunes.
El etiquetado no nos permite ver a las personas con
otras facetas y distorsiona la imagen que tenemos de nosotros mismos. Muchas veces nos sentimos influenciados por tomar en cuenta las etiquetas que
unos les ponen a otros. Una
etiqueta negativa puede hacer que nos sintamos inferiores a los demás
A veces asumimos la culpa ante un hecho negativo. Decidimos que lo que ha sucedido es nuestra culpa o que se debe a nuestra incapacidad, aun cuando no hayamos sido responsables de eso.
Este acto produce una culpa paralizante que envuelve a la persona en algo abrumante a causa de la responsabilidad que lleva sobre sus hombros.
Por ejemplo, alguien dice que está aburrido y uno piensa que está aburrido por culpa propia. El error de la personalización es reaccionar inadecuadamente.
Es muy común. Se basa en creer saber lo que las otras personas están pensando sobre nosotros. Ejemplo: No le caigo bien, está enojado conmigo, ya no me quiere, no le importo... son creencias subjetivas previas a realmente saberlo.
Cuando creemos saber el porqué de la conducta del otro, reaccionamos de acuerdo a lo que nosotros pensamos y la manera de responder a ese supuesto es con conductas de retraimiento o contraatacando".
Los pensamiento polarizados, se viven en blanco y negro, sin colores ni grises.
Dividen todos sus actos y experiencias en dicotomías, según estándares absolutos.
Se juzgan a sí mismos como santos o no santos, como buenos o malos, como exitosos o fracasados.
De esta manera, la forma en que se procesa la información muchas veces puede desembocar en conclusiones erróneas que influencian la conducta y el estado emocional.
La clave es poder reconocer las trampas antes de caer en ellas.
Hasta nuestro próximo encuentro.