jueves, 14 de julio de 2016

Como transformar el sufrimiento en plenitud

Reconocer el cuerpo del dolor


En la entrega anterior, de “la parábola de la laguna” hablamos de cómo nuestro campo electromagnético se poluciona inconscientemente de carga emocional negativa y contracciones energéticas.

Lo que mantiene persistentes, fuertes y sólidas a estas contracciones energéticas es el estado de negación y la resistencia a sentir las emociones negativas.

Cuando llegamos a adultos, tendemos a olvidar que debemos darle tiempo a nuestro sistema para que procese el dolor o la incomodidad de manera natural. Los adultos, nos convertimos en expertos en el arte de resistir lo incomodo o de "intentar erradicarlo", y sobre todo, perdimos la habilidad de transformarlo.

Si queremos recobrar esa energía fresca, amorosa y de gozo que teníamos cuando éramos niños, debemos desaprender lo que hemos aprendido, volver al principio, y establecer nuevos hábitos para tratar con las emociones incomodas y con el dolor.

Te invito a hacer una experiencia que puede tomarte de unos pocos minutos a una media hora o más a través de un ejercicio que te permitirá reconocer el cuerpo del dolor. Después que  hayas reconocido y penetrado en el cuerpo del dolor, tómate un tiempo a solas para integrar lo que has experimentado. Puedes hacerlo acostado en el piso o en la cama. Es importante que luego anotes tus experiencias.
Para transformar las contracciones de energía que llamamos "dolor" debemos tener atención y presencia. Cuando prestamos atención a lo que percibimos como incómodo o doloroso podemos hacernos mucho más conscientes de las sensaciones y sentimientos, tanto como de nuestros patrones de pensamiento y las creencias que los alimentan.
Luego desde este lugar podemos comenzar a desenredarlos. Éste es un proceso simple, aunque parezca difícil, por falta de práctica, es porque fuimos entrenados para juzgar, resistir y luchar contra lo que es incómodo o doloroso.

Ejercicio:

Se puede poner en práctica cuando NO nos sentimos bien.
Como transformar el sufrimiento en plenitud

Siente el dolor físico o el desasosiego emocional que puede estar presente en ti en este momento. Puedes también pensar en una experiencia del pasado que te dejó abatido y que aun te afecta. Permite que se manifieste con toda su fuerza en el campo de tus recuerdos.

Escucha el diálogo interno que surge, permite cualquier pensamiento que aparezca.

Observa el hábito de tu mente de evitar la incomodidad por medio del análisis o de contar historias. Presta atención a tu cuerpo y sus sensaciones.

Mantén en lo posible, las sensaciones y sentimientos tal cual son. Presta atención a la parte del cuerpo donde experimentas la sensación. Permite que tu cuerpo procese esas energías a través de sentirlas mientras tú eres testigo del proceso.

Observa lo que hace tu cuerpo (cualquier sensación o sentimiento interno, cualquier pensamiento asociado, etcétera.) sin tratar de controlarlo.

El cuerpo del dolor generalmente tiene varias capas profundas y gruesas de fuerza vital contraída.

Es posible que experimentes olas de sentimientos o sensaciones intensas que se alternan con períodos de calma y relajación.

Deja que este efecto opuesto actúe todas
las veces que sea necesario.
Puede que vayas de la incomodidad al placer.
Ten fe en la inteligencia de tu cuerpo.

Tú no eres ni estás ni en un extremo ni en el otro, tú eres neutral. Tú eres el que atestigua y observa. De esta manera puedes reconocer el cuerpo del dolor y comenzar el proceso de deshacerlo o desenredarlo.



Continuará en nuestro próximo encuentro.

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